sábado, 15 de noviembre de 2008

Sobre los caníbales (Michael Montaigne)

El ensayo empieza hablando del Rey Pirro. Cuenta cuando este llega a Italia, después de haber reconocido la organización del ejercito que los romanos enviaron contra él, declara que esos bárbaros de bárbaros no poseían nada. Con esto trata de decir que no hay que tener prejuicios ni analizar con el sentido común, sino que llegado al caso de tener que juzgar, debe hacerse mediante el uso de la razón.

Montaigne expresa la preocupación de sentir que los humanos tenemos más curiosidad que capacidad y que pese a nuestro afán de abarcarlo todo, la realidad es que no logramos abarcar nada.

Luego, el autor establece una similaridad entre la naturaleza y nosotros: lo impredecibles. Ello me permite pensar el vínculo que existe entre nuestro cuerpo y la naturaleza, cómo ambos estamos en movimiento pero no podemos asegurar que en algún momento estemos estáticos. Nos transformamos, cambiamos nuestro rumbo, pero nunca sabemos cuál es el último paso, ninguno de los dos tiene escrito su final.

Los humanos cambiamos de opinión constantemente. A lo largo de nuestras vidas, el pasado parece ser una novela distinta, un capítulo cerrado, pero que sin previo aviso puede abrirse nuevamente. Lo mismo ocurre con la naturaleza y en este caso, con mayor fuerza. Muchos científicos han tratado, sobre todo en la modernidad, de comprender el movimiento de la naturaleza con el afán de dominar sus leyes. Tal vez el error resida allí, donde el humano trata de abarcarlo todo, donde trata de encontrar leyes en lo impredecible.

Otro fragmento interesante es el siguiente: “lo que ocurre es que cada uno llama barbarie a lo que es ajeno a sus costumbres. Como no tenemos otro criterio para distinguir la verdad y la razón más que los ejemplos que observamos y las opiniones y costumbres del país en que vivimos, para nosotros allí se encuentra la religión perfecta, el gobierno perfecto y el más perfecto e insuperable uso de las cosas (…). Deberíamos llamar salvajes a las cosas que hemos alterado con nuestros artificios y apartado del orden común”.

Este fragmento podría utilizarse perfectamente para criticar el modelo desarrollista. En efecto, la civilización europea no es la perfección, sino que es otra forma existente de ser y no la etapa final de un proceso de civilización.

El término barbarie es una consecuencia de la falta de conocimiento que tenemos sobre otros pueblos, una manera de defenestrar cualquier costumbre que no coincida con la nuestra. Esta palabra que remite a lo salvaje, debería utilizarse más bien contra las cosas que hemos alterado con nuestros artificios, porque si utilizamos el termino barbarie para poder distinguir lo correcto de lo incorrecto, lo verdadero de lo falso, entonces deberíamos entender que la belleza se presenta en la naturaleza sin retoques, esa es la verdad, esa deberíamos mantener intacta y entender que lo falso son las cosas que hemos alterado con nuestros artificios.

Finalmente, describe un pueblo que practica el canibalismo y si bien no deja de reconocer para él la barbarie y lo terrible que supone comerse al enemigo, cree que es mejor comprender sus faltas y ver también las nuestras. Ya que es más bárbaro comerse al enemigo vivo que herirlo constantemente, “desgarrar por medio de suplicios y tormentos un cuerpo todavía lleno de vida, asarlo lentamente y echarlo luego a los perros o a los cerdos.” Esto último, hacen nuestros vecinos y conciudadanos y sin embargo nosotros seguimos pensando en la barbarie del otro.

El ensayo tiene un gran poder de persuasión mediante la argumentación, a tal punto que permite replantearnos y reflexionar sobre los términos que usamos para referirnos a la sociedad que desconocemos y la necesidad de ver las distintas culturas desde un lado más comprensivo que despectivo.

1 comentario:

Unknown dijo...

excelente! pregunto, de que pagina del ensayo es esa cita?