sábado, 15 de noviembre de 2008

Bachilleratos populares (Reseña de mesa de Jornadas de la carrera)

Los bachilleratos populares son un proyecto, llevado a cabo, que tienen los estudiantes de la UBA, en el cual enseñan a los estudiantes que han abandonado el colegio secundario para que los mismos puedan finalizar sus estudios.

Las personas que se dirigen a los bachilleratos populares son de diferentes edades y los motivos por los cuales se anotan suelen ser el reconocimiento de un titulo secundario, la necesidad de aprender y buscar en los bachilleratos una oportunidad para abrirse camino en el campo laboral.

Cabe señalar que estos bachilleres toman en cuenta los saberes específicos que las personas anotadas han adquirido fuera del ámbito institucional, para poder integrar estos saberes a los que aprenderán durante la cursada y crear así una relación de intercambio.

Estos espacios surgen impulsados por las comunidades educativas -como profesores o alumnos a materias de recibirse- y son formas alternativas de educarse pero requieren de la acreditación de la nación por los 3 años que dura dicho bachiller.
Actualmente existen 16 bachilleratos en funcionamiento que trabajan en capital y en provincia ad- honorem y Macri los reconoció y los legalizó.

En cuanto a las técnicas del trabajo intelectual que aplican estos bachilleratos es importante señalar que los mismos no están interesados en que los alumnos aprueben y no tengan los conocimientos necesarios sino que, muy por el contrario enseñan, y esto quiere decir que los alumnos efectivamente aprenden, la comunicación, estructurando la materia en dos bloques: en primer lugar: la palabra, el sentido, el sujeto y el lenguaje y en segundo lugar trabajan la producción de subjetivaciones sociales, entre otras.

La idea de estos bloques es pensar como el estado pensó en formar consumidores de medios, reduciendo la comunicación a los medios. Pensar en cómo la experiencia de la comunicación quedó reducida al lenguaje llano. Por lo tanto, lo que estos espacios proponen es tener verdaderos sentidos de autonomía para que puedan proponer, elegir y participar cuestiones que aludan a lo político y no ser meros receptores que fagocitan lo primero que los medios le transmiten.

Lo cierto es que pese a la autonomía que pretenden proporcionar a los jóvenes y adultos que cursan el bachillerato, este espacio tiene una autonomía en tensión ya que está escindido del estado pero necesita de su aprobación y los que participan de este espacio dicen que ellos no se hacen cargo de lo que el estado no hace en su totalidad, enseñar, sino que construyen otro estado, un espacio distinto al que proporciona el estado para difundir ideas distintas que construyan y formen personas que piensen a la educación como algo más que los saberes que proporciona el secundario, un saber que piense la crisis de la educación desde lo político.

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